Y llegamos a Munich, una ciudad que ya había visitado hace unos años y a la que tenia ganas de volver. Munich es una ciudad amable y llena de posibilidades. Un lugar mas que bonito para vivir. Tras alojarnos en nuestro hotel salimos a patear como siempre. Lo primero llenar nuestras barrigas. Un par de pokes bowl en un lugar de modernillos en unas galerías en Karlplatz por las que cruzamos todos los días.
Con la barriga llena hicimos nuestra primera exploración de la ciudad. Atravesamos Karlplatz y a través de su calle peatonal entramos en la parte vieja de la ciudad, llegando hasta Marienplatz con su majestuoso ayuntamiento. Pasamos por Viktualienmarkt con sus puesto de comida y dimos una vuelta por sus diversas iglesias de alrededor.
Volteando por ahi llegamos a la Residenz el recargado palacio real de los reyes de Baviera. Tras la estupenda visita del edificio-museo, seguimos nuestro camino por Odeonplatz donde Hitler intento su golpe de estado. Andando, andando nos entro hambre y fuimos al Pommes Boutique a por nuestro currywurst ecológico. De nuevo saciados nos dirigimos al espectacular Englischen Garden para pasear tranquilamente viendo a los surfistas, futboleros, pasea perros o simples turistas como nosotros.
Deshacimos el camino hacia el hotel para retirarnos pronto mientras veíamos a músicos callejeros y pillábamos algo de sushi para cenar en la habitación. El hotel una especie de recreación de refugio de montaña, moderno y chulo.
