El segundo dia nos levantamos prontito a las 7 (como haríamos todo el resto del viaje) y tras visitar la Catedral de Clermont y un poco del casco antiguo, salimos en dirección a Baden-Baden nuestro próximo destino. Hay que decir que en este viaje Lola se ha portado como una jabata y solo en algunos momentos puntuales hemos sufrido lo que llamaremos el «momento Lola». Comimos comida de supervivencia en algún Aire de la autopista francesa que no documentare precisamente por eso, por ser comida para salir del paso que no merece mayor atención. (aunque el pollo que yo me comí no estaba nada mal, pero vamos que era pollo). Nuestra primera parada era Colmar. Una ciudad pueblo turística que fue nuestra primera impresión de la arquitectura de la zona. Dimos una vuelta al pueblo así a nuestra manera peregrina, sin mapas ni especificaciones, solo guiándonos por nuestro instinto y por lo que íbamos viendo. En medio una pausa para tomarnos una cervecita del lugar con saber a fresa muy curiosa.

Tras nuestro paso por Colmar nos dirigimos a Riquewihr. Otro pueblo de postalita lleno de subidas y bajadas, con sus casitas de entramado de madera de colores. Paseamos por sus calles tranquilamente, sin agobios ya que no había mucha gente y decidimos que vistas estas dos urbes no hacia falta demorarnos mas y visitar también otros pueblos aledaños y pusimos rumbo a Baden.

Y llegamos a la que seria nuestra primera base de operaciones: Baden-Baden. La escogimos no por su pijerio sino por sus famosas termas que visitaríamos en días posteriores. Es una ciudad tranquila, bonita y cara. Ambiente lujoso y lejos de nuestro agrado pero que disfrutamos durante una semana por sus bonitos jardines, por el precioso Trinkerhalle y algunas buenas cenas. Nos quedo pendiente entrar en el casino eso si. Nos alojamos en un apartamento bastante céntrico que nos permitía tener aparcamiento en una calle cercana. El Petite Bellevue II nos costo 350 euros por 6 noches, precio mas que razonable. Eso si, sin aire acondicionado, servicio de habitaciones y sin extrañamente jabón para lavarse. Esa misma noche tuvimos la mejor experiencia culinaria del viaje en el Baldreit. Un bonito restaurante con un jardín interior y con un trato exquisito de los dueños. Compartimos un vinito recomendado por la anfitriona riquísimo, un aperitivo regalo de la casa, unos caracoles estilo alsaciano, cerdo ahumado bañado en una salsa de borgoña con un maravilloso puré de patatas y la típica tarta flambe de la zona con morcilla en este caso.

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Thelion

Pues que quereis que os diga...Hare un resumen de los epítetos mas usados por mis admiradores: intolerante, prepotente, salido, antisocial, borde, frio...Pero quien se iba a creer a esa panda de descerebrados...

Won't let the bastards grind me down